¿Qué es el bouquet del vino?
En el blog ya te hemos explicado en qué consisten técnicas como el coupage o términos del mundo del vino como los taninos. Hoy queremos dar un paso más allá para enseñarte cuál es uno de los conceptos más importantes del universo vitivinícola: el bouquet del vino.
El bouquet del vino es el aroma que adquiere el vino a lo largo del tiempo. Dicho de otra manera, es la mezcla de olores que va surgiendo durante su elaboración y envejecimiento.
Y por qué tiene tanta importancia para los enólogos? Lo cierto es que la intensidad del bouquet permite apreciar la calidad de un vino, entre otras características. Estos son los principales factores que vienen asociados al bouquet.
El bouquet, el “abuelo” que mide el aroma de los vinos
Atendiendo a su etimología, la palabra bouquet proviene del francés y, aunque en España es conocido como buqué, también es común emplear o escuchar el término en su lengua de origen.
¿Cuál es su significado real? El bouquet del vino, por definición -en el mundo de la enología- es esa combinación aromática de la que hablábamos antes. Sin embargo, ‘buqué’ tiene otro significado, que no es otro sino ‘ramo de flores’.
Tiene su lógica: existe una relación entre el olor de las flores y el aroma de bouquet porque, cuanto más frondosa es una flor, más huele, al igual que el vino, cuyo bouquet se intensifica cuanto mayor es el tiempo de crianza. Existen dos tipos de bouquet:
- Buqué de reducción: Es el olor del vino cuando, durante el proceso de fermentación, no ha estado en contacto con el aire. Para obtener el aroma completo y sin adulterar de este tipo de buqué, debemos tomar el vino nada más abrir la botella.
- Buqué de oxidación: Se trata del caso contrario. El vino con bouquet es de oxidación sí ha estado en contacto con el aire y, por ello, podemos tomarlos unas horas o incluso días después de abrir la botella.
La diferencia entre el bouquet y los aromas del vino
Es muy común confundir el aroma con el bouquet. En enología catalogamos al bouquet como un aroma terciario. El aroma primario corresponde al tipo de vino y, el secundario, al proceso de elaboración del mismo. ¿Has oído hablar de ellos?
- Aromas primarios. También llamados aromas varietales, provienen en esencia de la uva. Estos pueden apreciarse mucho mejor en los vinos más jóvenes, libres de la incidencia de otros factores matizadores del aroma, y se clasifican por series: serie floral, serie vegetal o serie frutal, dependiendo de la fruta o de la flor con la que se consiguen los matices.
- Los aromas secundarios. Se les conoce también como ‘vinosos’; se obtienen durante la fermentación del zumo a través de las levaduras, y se conservan en mayor o menor medida según la temperatura y la velocidad de la fermentación. Por lo general, lo más adecuado es seguir un proceso lento.
- Los aromas terciarios. Resultantes de la mezcla de todos los ingredientes, las fases de elaboración a la que se expone el vino y el paso del tiempo, estos aromas se corresponden con el buqué.
Es cierto que, en la mayoría de casos, el bouquet es un elemento complicado de identificar y distinguir. Por ello, debemos afinar bien los cinco sentidos para analizar detenidamente los aromas, la fragancia… y que podamos entender dónde reside su belleza y su auténtica importancia. Así que ya sabes, cuando vayas a probar un vino D. O. Manchuela la próxima vez… ¡presta atención a sus olores y al bouquet!