¿Qué diferencia hay entre un vino joven, crianza, reserva y gran reserva?
A la hora de decidir la calidad de un buen vino de la Denominación de Origen Manchuela, uno de los factores más importantes es el tiempo. Junto con la variedad que lo origina, las condiciones geográficas de La Manchuela y los instrumentos que se utilizan en su tratamiento, nos permite entender qué calificación tienen: joven, crianza, reserva y gran reserva.
Esta selección es particular de las denominaciones de origen españolas, lo que significa que solo puede encontrarse en nuestro país. También debemos tener en cuenta que el tiempo que la uva pasa en la barrica varía de una a otra, por lo que es difícil determinar unos parámetros generales para hablar de esta clasificación de los vinos.
Hoy te explicamos qué diferencia hay entre el vino joven, crianza, reserva y gran reserva, que indican el tiempo que ha permanecido en barrica y botella previamente a salir al mercado. ¿Te animas a descubrirlo con nosotros?
Las diferencias entre vinos: crianza, reserva y gran reserva
Determinar cuál debe ser el tiempo de envejecimiento para cada una de ellas depende de la bodega de procedencia y del consejo regulador específico. Pero, de forma orientativa, podemos esperar unas características comunes en cuanto a cuerpo, aroma y color, ya que la madera modifica las propiedades originales del vino. Estas son las características de cada tipo de vino:
- Joven: Los vinos jóvenes son los que se producen para su comercialización inmediata en el mismo año. Esto significa que pertenecen a esa misma añada y no pasan por un proceso de envejecimiento en la barrica, si bien pueden guardar un tiempo de descanso dentro de ella que es siempre inferior al de un vino crianza.
- Crianza: Los vinos tintos de crianza son aquellos que han pasado por un proceso de envejecimiento de 2 años, con un mínimo de 6 meses en madera, por lo que se pueden comercializar a partir del tercer año. Los rosados pasan 18 meses de envejecimiento en la bodega, de los cuales 6 se producen dentro de la barrica de madera, así que se comercializan después del segundo año.
- Reserva: Los tintos reserva deben pasar un mínimo de 36 meses de maduración, con al menos 12 de ellos de estancia en barrica de madera, comercializándose a partir del cuarto año. Para blancos y rosados, el tiempo de maduración se reduce a los 18 meses como mínimo, con 6 en barricas de madera y 12 más en la bodega, de forma que pasan el tiempo suficiente para adquirir los taninos de la madera y el olor, el sabor o el color característicos de este tipo de vinos.
- Gran reserva: Si hablamos del tiempo de maduración, los tintos gran reserva deben contar al menos con 5 años de envejecimiento. Durante ese periodo, al menos un año y medio debe ser en barrica de madera, para aportar más matices al sabor y el cuerpo final del vino. En este caso se comercializan a partir del sexto año.
Los blancos y rosados gran reserva permanecen en bodega únicamente 4 años, y de ese tiempo solo 6 meses en barrica, por lo que se comercializan también a partir del sexto año.
En resumen, los factores para saber si un vino es joven, crianza, reserva o gran reserva son su tiempo de maduración y el número de meses que permanece en el interior de una barrica. Esto puede aumentar su categoría, pero no debe tomarse como el único indicador de que un vino es de calidad.
Lo verdaderamente importante para determinar el valor de un vino está en la uva y no tanto en la barrica. Las bodegas de la Denominación de Origen Manchuela crían uvas de excelentes características como Macabeo, Sauvignon o Bobal, autóctona, que ofrece sus racimos repletos de granos de gran tamaño, muy jugosos, con hollejo grueso y llenos de saludables taninos. Te animamos a que descubras crianza que hacen de los vinos de la D. O. Manchuela una apuesta segura para tu mesa y para tus catas.